Reseña: Maura Rosa - Cama en la Sala


Maura Rosa
Cama en la Sala (2018)
SCORE: 9 camas de 10

En su más reciente entrega, Maura Rosa nos absorbe como agujero de gusano para ser espectadores de lo que sucede en su universo paralelo (un recinto sin amueblar, salvo por aquel objeto que le da título al álbum) y vivir sus historias de manera vicaria, a través de sus ojos. 

Al momento de presionar play, es claro que nos tendremos que abrir paso a través de una penumbra entre la que se puede divisar una puesta de sol (o tal vez una cabaña) no muy lejos. Los colores que se distorsionan empiezan a tomar forma cuando por fin se escuchan los primeros acordes de guitarra; estos funcionan como guías y lentamente nos muestran el camino a un umbral que aún se muestra borroso ante nuestros ojos.
Al fin se han abierto las puertas y se nos ha permitido la entrada...

Mucho gusto.

Así es como Maura Rosa nos da la bienvenida a Cama en la Sala, su álbum debut, con un prólogo ambiental que, con su efecto de voz, puede recordarnos (de manera muy sutil) al intro de Faking the Books por Lali Puna, y sirve como carta de presentación para el mood que se hará presente durante todo el disco, donde el lado tenue del espectro electromagnético, la sensualidad aterciopelada, la melancolía nocturna y el movimiento serpentino se funden perfectamente al igual que los instrumentos, para crear una obra balanceada, llena de texturas humeantes, guitarras luminiscentes y percusiones sintéticas con ritmos angulares.

The Durutti Column, Water Fai, Toe y Lali Puna son posibles componentes en la ecuación, pero el resultado final es un aura que es totalmente propia. El aura rosa maura de Maura Rosa.Y es que uno de los muchos puntos fuertes que tiene este álbum, es el hecho de que porta sus influencias con orgullo, pero al mismo tiempo las presenta como sutiles referencias sonoras que evitan que esta obra sea una mera imitación de aquellos artistas de los que -probablemente- ha tomado prestado.   
En este compilado se puede escuchar madurez en la estructura de las canciones, y aunque de esto ya había evidencia desde su primer colección de maquetas, (Cuando Combinas Blanco con Rojo, 2013) gracias al acceso a mejores recursos, este crecimiento es más nítido. Este primer trabajo fue grabado en Garage Band, sin metrónomo y con un micrófono USB; mientras que, para Cama, la artista tuvo acceso a un estudio profesional, haciéndose de las herramientas necesarias para materializar su visión. En ese primer álbum, el aire era mas íntimo, sin esa nebulosidad que se encuentra suspendida alrededor de este disco, y aun así, todo ese misticismo que encontramos en esta placa, se hacía presente desde entonces, mostrándonos la autenticidad de la intérprete, quien no deja de ser ella con guitarra acústica, con un sintetizador, con banda o en solitario.

Uno de los elementos en los que se puede apreciar más ese cambio proporcionado por la intervención profesional, es en la voz, que ahora tiene una textura diferente, pero sin afectar la entrega. Ésta tiene una cualidad angular que contrasta con su propia dulzura. Su timbre es sedoso, pero su cadencia es percusiva -incluso, muchas veces siguiendo a la batería programada- creando destiempos con los demás instrumentos. Esta dualidad le brinda un protagonismo especial a Maura como vocalista; sin embargo, incluso en las partes en que sus habilidades resaltan, el backing band nunca se ve minimizado en la mezcla del audio. Todas las partes brillan por cuenta propia, pero es en estos momentos donde todo converge de tal manera, que pareciera que levantan la voz en un pedestal para después dejarla caer y poder retomar sus respectivas posiciones. 

La ejecución de instrumentos y composición juegan un papel que va muy de la mano con las letras en cada canción, creando un sentido de coherencia letra-música, que muy pocas veces es logrado por otros artistas. 
Rogar es un tema que emana sensualidad, y ésta se puede percibir incluso antes de que empiece la letra. Desde el inicio de la canción, se puede apreciar un rezago del efecto de voz de aquel tema que abre el disco, pero que ahora toma la forma de un suspiro o una bocanada que disipa la neblina y nos somete a un ritmo que hipnotiza y no te suelta. 
Un legato de guitarra se asoma y complementa el ritmo hasta que se incorporan los demás instrumentos. La segunda guitarra le añade más al aire carnal del tema, pues ambas partes caen en un juego de llamado-respuesta, que se puede interpretar como un jugueteo de caricias entre dos personas. La línea de bajo es sencilla pero efectiva; se contonea de manera repetitiva creando un efecto de trance del que solo despiertas durante sus pausas. 
En Nuevo Rincón, la instrumentación durante el primer verso sugiere una renuencia al movimiento con su ritmo cortado y una guitarra tocando una escala en palm mute que nunca tiene resolución, dando la impresión de que se prepara para despegar en cualquier momento.Al llegar el coro, los instrumentos finalmente se liberan y desembocan en un ritmo fluido, logrando por fin concebir el movimiento que tanto se reprimía durante la parte anterior.A partir de ese momento, el ritmo es mas suelto, las escalas por fin tienen principio y final.

De manera inconsciente, la compositora nos manda mensajes mixtos a través de sus letras. No se puede estar seguro si las historias tratadas vienen de un lugar personal, si cuenta historias ajenas en cada canción o si es un ejercicio premeditado para poner un cristal empañado entre el escucha y la artista evitando que veamos completamente lo que pasa de su lado. Después de exclamar "...dejemos que crezca nuestra historia..."  en Consciencia Limpia, en el segundo verso de Rogar nos indica con una indiferencia muy marcada que hay una secuencia de eventos en proceso, pero que a ella no parece importarle (...hay una historia que se esta escribiendo, y yo sin pluma, pues me da igual...). En Palabras Que Digan Adiós lo primero que se le pide a alguien que siga contando historias sin final; y aunque en el coro confiesa su aversión por las despedidas, en el penúltimo track nos deja saber, con aire victorioso, que ha podido huir. Y así, sin darnos cuenta, en el cierre del disco, Maura nos ha invitado a salir de su mundo y nos habla desde la distancia, con un coda del tema anterior, reafirmando su huida (...parece que no, pero ya me fui...).Se apagan las luces, las puertas se cierran y estamos de vuelta en la Tierra; Maura se ha retraído para sus adentros dejándonos con ganas de mas. 

Hasta luego. 

g.n.h.

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