Churrasco
SCORE: 5.5 hombres sintetizador de 10
Churrasco desentierra su EP debut y lo pule, resaltando sus similitudes con otros proyectos, pero al mismo tiempo acentuando sus fortalezas como compositor.
Las declaraciones de amor deben poseer cierta reserva por parte de quien las emite; sin importar qué tan perdidamente enamorado se esté, siempre debe haber mensura. De lo contrario, esas actitudes pueden tomarse como obsesivas o como señales de una codependencia bastante insana.
Es sólo en esos escenarios ficticios patrocinados por el monstruo cultural que es Hollywood, o las telenovelas de nuestra amada cadena nacional, en donde entre más exagerada y llena de desmedidos halagos para esa otra persona, más éxito suelen tener estas peculiares demostraciones afectivas.
Hay un gran final, donde esta declaración es firmada con un apasionado beso entre los protagonistas y en caso de haber un público, este irrumpe en un estruendoso canto victorioso.
Lo mismo debe aplicarse al momento de sentarse a componer una canción. Es entendible que las influencias se inmiscuyan en las creaciones propias por siempre dejando su indeleble marca en cada secuencia de acordes o en las melodías que se utilicen, y a veces, más que deslices, son ejercicios premeditados con la intención de celebrar a esos artistas que han servido de inspiración. Pero, ¿qué pasa cuando toda una obra se define simplemente por sus similitudes con los elementos más distintivos de otros proyectos?
Prisma, EP que recientemente fue lanzado en su versión remasterizada, es una carta de amor al rock en español que tuvo su auge de mediados de los noventas a los primeros años después del 2000. Y como el clímax en una película de Adam Sandler, es una inmensa confesión amorosa que desborda una muy, muy marcada infatuación por Chetes, Soda Stereo, Caifanes y Café Tacvba.
Prácticamente me fue posible escuchar a Rob Schneider y Steve Buscemi aplaudir en el fondo.
Esto no debe entenderse como que Manuel Carrazco (Meño Churrasco) plagia canciones de dichas agrupaciones, pero las similitudes son muy obvias como para ignorarlas.
"Pajarito" no es un clon de "Ayer Me Dijo Un Ave", pero la estrofa inicial sí es cantada con Saúl Hernandizmos muy evidentes. "Mutante" no suena a alguna canción de Café Tacvba (aunque sí abre con el mismo acorde de "Chrome Waves" de Ride, mejor conocido como el infame intro de "Un Misil En Mi Placard" en el Unplugged de Soda Stereo), pero, en el pre-coro, Churrasco duplica su voz para acompañarse a sí mismo y lo hace con un falsetto nasal que a más de uno (si no es que a todo quien lo escuche) le recordará al singular estilo de Rubén Albarrán.
Sin embargo, entre todos estos homenajes, la similitud que más presente está en cada sílaba extendida cantada por Meño, cada arpeggio brit-pop que abre paso a los coros y la gran dependencia en la melancólica armonía, es al trabajo de Chetes. No importa qué tantas influencias sirvan de base para el sonido de Churrasco, todo desemboca en el estilo del músico regiomontano. En la ya mencionada "Pajarito", después de los primeros segundos en los que el espíritu del frontman de Caifanes se manifiesta, todo regresa a la normalidad al entrar el coro, en donde Chetes regresa a reclamar su trono.
Dentro de todo este enamoramiento con el estilo musical del ex vocalista de Zurdok, Churrasco deja ver su gran capacidad para crear temas con muy buena estructura sin tener que salirse tanto de la línea coro-verso-coro. La fórmula está en cómo acomoda estos elementos, y haciendo a un lado las observaciones respecto a los parecidos, las piezas realmente se pueden sostener por sí solas.
Si se le presentara este EP a alguien que no estuviera al tanto de las agrupaciones mencionadas anteriormente, es casi seguro que la reacción sería positiva.
Como era de esperarse, la remasterización realzó el "punch" de la mezcla, haciendo que temas como "Ajedrez", "Sueña" y "Pajarito" (otra vez) exploten con toda la sofisticada furia de bandas como Oasis o Blur.
Aunque no abundan, los detalles sonoros también se beneficiaron de esta intervención, en especial en el tema que cierra el álbum; una íntima canción que se embelese con un órgano que ilumina desde el fondo, haciendo que la voz y la guitarra sean sólo siluetas moviéndose.
Una excelente manera de cerrar un compilado.
g.n.h.
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