Fractal
SCORE: 7.2 pelícanos de 10
La nueva entrega de Fractal es una obra de proporciones épicas, las cuales se agotan antes de llegar al final, en un disco que se mantiene gracias a la energía que desprende en sus mejores momentos.
Hubo un tiempo en el que entre la escena punk (y derivados) la idea de que alguna agrupación decidiera bajar el tempo y desviarse de vez en cuando por pasajes melódicos en medio de esa enérgica vorágine sonora no era del todo bien vista. En los punk shows locales, dentro de la multitud se podían escuchar los gritos de algunos puritanos que reprochaban la mezcla de estilos pues a su manera de verlo, el punk estaba diseñado para sonar rápido, furioso (je) y nada más. "¡Eso está muy emo!" o "¡Toquen más rápido!" eran las consignas favoritas.
Hubo un tiempo en el que entre la escena punk (y derivados) la idea de que alguna agrupación decidiera bajar el tempo y desviarse de vez en cuando por pasajes melódicos en medio de esa enérgica vorágine sonora no era del todo bien vista. En los punk shows locales, dentro de la multitud se podían escuchar los gritos de algunos puritanos que reprochaban la mezcla de estilos pues a su manera de verlo, el punk estaba diseñado para sonar rápido, furioso (je) y nada más. "¡Eso está muy emo!" o "¡Toquen más rápido!" eran las consignas favoritas.
Sin embargo, dentro de todo esta subcultura había quienes querían alejarse de los restringentes paradigmas del género y después de escuchar Neurosis, Pelican, Jesu, Amenra y Godspeed y haber quedado maravillados con sus contrastantes dinámicas, decidieron pasar del *tupa tupa* al *duuuuuuuuuuuuuuuuuuuun duuuuuuuuun duuuuuuuuuuuuun* con sus respectivos intermedios llenos de lindos arpeggios engalanados con centelleantes delays que contrarrestaban la apelmazada y árida furia de esos monstruosos riffs en drop C. Tampoco podían faltar esas octavas tocadas con un persistente tremolo picking, for dramatic purposes.
Rápidamente este sonido fue haciéndose más y más constante. Muchos integrantes de bandas punk querían tener su proyecto alterno doom-stoner-post-metal y otros optaron por simplemente cambiar su sonido; los únicos que realmente lo hicieron a su peculiar modo fue Calafia Puta, quienes de manera efímera entraron al juego, pero lo ejecutaron con mucha, mucha reserva.
Rápidamente este sonido fue haciéndose más y más constante. Muchos integrantes de bandas punk querían tener su proyecto alterno doom-stoner-post-metal y otros optaron por simplemente cambiar su sonido; los únicos que realmente lo hicieron a su peculiar modo fue Calafia Puta, quienes de manera efímera entraron al juego, pero lo ejecutaron con mucha, mucha reserva.
Desde su primer demo EP, Fractal ya mostraba indicios de ser un proyecto que rechazaba la idea de quedarse estancado en un sólo género y nos presentó, dentro de toda la austeridad de ese compilado, un muy buen ensayo en variedad, tomando tanto del desgarrador screamo de bandas como Envy (influencia que ha permanecido hasta la fecha), del thrash ("Cuatro Miedos"), pero no era hasta el último tema donde las influencias parecían por fin fusionarse para darle personalidad al EP, dándole a Fractal un lugar bastante privilegiado dentro de la escena, el cual se cimentó cada vez más gracias a sus intensos sets en vivo.
Ahora, con El Reflejo de la Ausencia, la agrupación no parece mostrar un avance realmente; lo que demuestran es que durante todo este intervalo de tiempo se han dedicado a perfeccionar la manera en que integran sus influencias a un sonido homogéneo. Los elementos se pueden identificar sin problema, pero ya podemos dejar de referirnos a cada tema por separado como la canción screamo o la canción post-metal.
Las dinámicas que se manejan en Reflejo, a pesar de ser efectivas, son muy similares a las de otros proyectos del mismo ámbito por lo que resulta difícil no caer en el juego de "adivina qué sigue", acertando en la mayoría de los casos. Esto es debido a que Fractal se apega a la fórmula del loud and quiet casi religiosamente, haciendo que cada canción fluctúe en cuanto a intensidad, sin embargo al hacer esto en todos los temas, el impacto va disminuyendo.
Es por esto que los mejores temas se encuentran al principio del disco y no es precisamente por el hecho de las piezas vayan perdiendo calidad conforme avanza el disco, pero al intentar hacer que cada canción funcione como un mini clímax, el big bang del final es amortiguado por la costumbre que éstas fueron generando.
Afortunadamente, esto no afecta el hecho de que cada uno de los tracks se siente importante y esencial dentro de este hábitat en el que conviven; quitar piezas o reducir su duración realmente no haría que Reflejos se vea beneficiado. En ese aspecto, este compilado logra lo que pocos, al dotar a cada canción de una naturaleza imprescindible.
A pesar de encontrarnos en territorio familiar, la experiencia no resulta tediosa o aburrida, pues otro de los puntos a favor que tiene este álbum, es el hecho de que es fiel a la energía que Fractal expulsa en vivo. Cada crescendo retumba con la timidez de una banda que sabe no es la primera vez que escuchas uno pero también cuenta con el ímpetu de una banda a la que no le importa y quiere atraparte de todas maneras. En esto, Fractal triunfa, pues mantienen al escucha atento mientras lo llevan a través de este recorrido, del cual se podrá predecir el destino, pero, cuando el camino se ve tan bien como Reflejo suena, es fácil dejarse llevar mientras se disfruta el paisaje.
g.n.h.
Ahora, con El Reflejo de la Ausencia, la agrupación no parece mostrar un avance realmente; lo que demuestran es que durante todo este intervalo de tiempo se han dedicado a perfeccionar la manera en que integran sus influencias a un sonido homogéneo. Los elementos se pueden identificar sin problema, pero ya podemos dejar de referirnos a cada tema por separado como la canción screamo o la canción post-metal.
Las dinámicas que se manejan en Reflejo, a pesar de ser efectivas, son muy similares a las de otros proyectos del mismo ámbito por lo que resulta difícil no caer en el juego de "adivina qué sigue", acertando en la mayoría de los casos. Esto es debido a que Fractal se apega a la fórmula del loud and quiet casi religiosamente, haciendo que cada canción fluctúe en cuanto a intensidad, sin embargo al hacer esto en todos los temas, el impacto va disminuyendo.
Es por esto que los mejores temas se encuentran al principio del disco y no es precisamente por el hecho de las piezas vayan perdiendo calidad conforme avanza el disco, pero al intentar hacer que cada canción funcione como un mini clímax, el big bang del final es amortiguado por la costumbre que éstas fueron generando.
Afortunadamente, esto no afecta el hecho de que cada uno de los tracks se siente importante y esencial dentro de este hábitat en el que conviven; quitar piezas o reducir su duración realmente no haría que Reflejos se vea beneficiado. En ese aspecto, este compilado logra lo que pocos, al dotar a cada canción de una naturaleza imprescindible.
A pesar de encontrarnos en territorio familiar, la experiencia no resulta tediosa o aburrida, pues otro de los puntos a favor que tiene este álbum, es el hecho de que es fiel a la energía que Fractal expulsa en vivo. Cada crescendo retumba con la timidez de una banda que sabe no es la primera vez que escuchas uno pero también cuenta con el ímpetu de una banda a la que no le importa y quiere atraparte de todas maneras. En esto, Fractal triunfa, pues mantienen al escucha atento mientras lo llevan a través de este recorrido, del cual se podrá predecir el destino, pero, cuando el camino se ve tan bien como Reflejo suena, es fácil dejarse llevar mientras se disfruta el paisaje.
g.n.h.
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