Reseña: Libélula - Vol. 2

Libélula
SCORE: 6.3 muñecos de nieve de 10

Libélula continúa exprimiendo todo lo que le es posible del rock alternativo, pero ahora lo presenta con una producción bastante amplia la cual brinda el espacio suficiente para que sus texturas y matices resuenen con profundidad. 

En el 2015, la agrupación de Aguascalientes estrenó Artificial de Noche, un modesto EP lleno de las mismas tácticas que bandas como La Gusana Ciega, Zoé y Azul Violeta (entre otros) utilizaron hasta el cansancio, resultando en un compilado que no daba a conocer a un conjunto con ideas frescas, pero sí a uno capaz de componer música con alto potencial comercial sin ser precisamente un acto pop o un insípido acto de rock alternativo fríamente calculado a lo Imagine Dragons o Angels and Airwaves
Dos tercios del EP corrían con timidez, como un par de personas introvertidas caminando en un concurrido pasillo, pero en "Noche Éter" la banda sonaba segura de sí misma, tocando con una tan necesitada convicción que, cuatro años más tarde, sigue presente. 

Vol. 2 es esa casa de verano a la que poco a poco se le va invirtiendo dinero para que cada visita sea más placentera. Al hacer esto, no importa que el destino sea el mismo cada periodo vacacional, pues la estancia va tornándose más cómoda con el paso del tiempo. No es precisamente el reflejo de una banda evolucionando y explorando diferentes posibilidades en cuanto a técnicas de composición o rumbos sonoros; es el resultado de un auto-análisis y de reconocer cuáles son los componentes que mejor funcionan para enfocarse en ellos y reforzarlos. Decir que el conjunto tiene muy bien identificadas sus fortalezas no sería un comentario errado, pero es notorio que hay cierta reserva en algunas de las instancias de (lo que solía ser) su personalidad. 
Uno de los elementos que más se vieron afectados por esta contención, fue la agresividad, pues muchas de las canciones de esta placa se prestan para llegar a un explosivo clímax o al menos retumbar con un poco más de ímpetu, pero terminan sonando reprimidas, como en "Dry", donde Libélula pareciera querer jugar con esa tenue furia que tenían algunas de sus obras anteriores. Sin embargo, esto parece ser más una decisión ajena a ellos con la clara intención de hacer que su sonido sea más digerible. 
No es que Libélula haya pasado de un estilo ultra pesado a uno más ligero; difícilmente se podría denominar como un cambio radical, pero retomando el ejemplo de "Noche Éter", era obvio que la agrupación se encontraba en su elemento dentro de esa oscuridad light con coros pegajosos que contrastaban con las tonalidades menores y el uso de acordes disonantes ejecutados con intensidad y dotados de un sucio overdrive; el testamento de esta comodidad es que la canción fue grabada una segunda vez para cerrar su penúltima placa, Vol. 1, lamentablemente, siendo arrebatada de todo lo que la hacía resaltar en Artificial. La mezcla mejoró y los instrumentos tienen más volumen y más cuerpo, pero se le restó un valioso minuto de vida, el cual contenía la parte con las atonalidades y unos ligeros destiempos que, hasta la fecha, es de lo más aventurero que Libélula ha compuesto. 
Esta invasiva intervención funciona perfectamente como una analogía de lo que sucedió con Vol. 2

Es irónico cómo una banda puede sonar tan confinada a un sólo sitio a pesar de la dimensión tan amplia que la producción le da para moverse. Haciendo a un lado las diferencias obvias, esta cuenta con la misma profundidad que la producción en Koi No Yokan o en Mer de Noms. El paralelismo es tal, que incluso "Histeria", el segundo tema del álbum, tiene un toque bastante Deftones en el manejo de la voz y los detalles por parte de las guitarras. 

Los nebulosos ecos de las guitarras y la voz cuentan con el espacio suficiente para pulular libremente y hacerse notar por algunos segundos antes de evaporarse por completo, evitando aglutinarse en un rincón saturando la mezcla; el bajo y bombo retumban al unísono con bastante grosor, y su timbre se desliza como materia oscura expandiendo el espacio-tiempo (esto se refleja fielmente en la portada del disco) y aún así, el resultado final -aunque no es malo- se queda estancado en alternativismos de cajón. "Elisa" comienza con unas vibrantes texturas que después son acompañadas por una guitarra y, por un breve instante, se escucha como si Libélula hubiese decidido optar por un sonido muy apegado al post-rock de Disco Inferno, pero al aparecer los demás instrumentos, la canción toma el mismo rumbo que "Lobo-hombre en París", "This Picture", "Slow Hands" o cualquier otra canción que utilice un rápido rasgueo de una nota seguida de su tercera, acompañadas de una batería en 4/4 (estructura que también fue utilizada por los ya mencionados Disco Inferno, en su tema "In Sharky Water", pero estos terminaban quebrando el cuerpo de la canción, interrumpiendo su flujo de una manera interesante).
Libélula suena a una banda segura de sí misma, y se demuestra en su potente ejecución. Las piezas no cuentan con sorpresas que sean evidentes, aunque, entre líneas, la agrupación manifiesta un tacto innegable para crear composiciones bastante pegajosas con melodías que fácilmente podrían caer en lo meloso, pero afortunadamente saben moderar su uso. 

Vol. 2 tiene varios defectos, pero ser aburrido no es uno de ellos, y los detalles que resaltan gracias a la producción, garantizan que el escucha se mantendrá lo suficientemente ocupado y entretenido como para sólo enfocarse en los aspectos negativos; sin embargo, al llegar a su final, será muy claro que, una vez más, se sacrificó la ambición por la seguridad que brinda la zona de confort.

g.n.h.

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