La noche de este pasado jueves tuvo una tajante transición climática; pasó de calurosa a fría de manera repentina, como fiel reflejo de la naturaleza tan contrastante de este evento, el cual estuvo lleno de intensidad primitiva, energía gutural, sofisticados setups, ritmos sincopados, ritmos en 4/4, math-rock, doom y dub.
Previo a este evento, tenía bastante tiempo sin asistir a un show en el Moustache. Mi deslindamiento de toda esa peculiar área de la zona Centro era tal, que me sorprendí bastante al entrar al recinto y verlo en completa remodelación. El interior estaba completamente vacío, salvo por una enorme cortina de plástico, que separaba a los trabajadores de los asistentes que iban ingresando al lugar.
La barra interina consta de una improvisada carpa en el patio trasero (lugar donde se llevan a cabo los gigs) y las bancas que funcionaban como los asientos para las mesas que se encontraban en el interior del bar, ahora estaban por sí solas, desperdigadas alrededor del patio, para brindar un poco de comodidad mientras las personas esperan a que los shows den inicio.
Sin embargo, al repasar mis memorias de aquellos tiempos en que lo solía visitar con más frecuencia, no pude recordar alguna vez en que pasara por mi mente "iré al Moustache sólo por una cerveza". La razón de la visita siempre tenía como intención primordial "ver si había alguna tocada" o ir a un show en específico.
Siendo ese el proceso de pensamiento de la mayoría de quienes gustan de asistir al local, es una apuesta segura decir que, aunque este se quedara en obra negra de manera perpetua, la gente seguirá asistiendo mientras su famoso patio trasero siga abierto, pues la comodidad no es algo en lo que se está pensando mientras el sonido te atrapa.
Y es por que la escena de Tijuana ya le adjudicó a este lugar cierto estatus en cuanto a música independiente se refiere. Ha fungido como sede de innumerables eventos, siempre teniendo como meta el apoyo y la difusión de proyectos -sin importar el género- a nivel local, nacional e internacional. Poco importa si el proyecto a presentarse tenga una audiencia sólida, como Low, o se trate de un acto emergente, sus puertas siempre están abiertas.
Debido a su ecléctica densidad, se ha creado un campo gravitacional alrededor del Moustache, el cual ha atraído a diferentes subculturas y todas conviven en su órbita sin problemas. Se trata de un pequeño oasis inclusivo donde cada evento recibe a individuos de diferentes edades, estilos de vida y preferencias musicales.
Dicha diversidad fue bastante evidente el pasado jueves 27 de junio, en este evento organizado por MAD Productions.
Fue muy grato poder presenciar un show tan cálido en el que poco a poco iba incrementando la audiencia, la cual estuvo atenta e interactiva.
Se podía percibir la inmersión de cada uno de los presentes y, a pesar del retraso de casi una hora que se suscitó desde el principio por cuestiones de sonido, el gig fluyó bastante bien desde su arranque.
Y es por que la escena de Tijuana ya le adjudicó a este lugar cierto estatus en cuanto a música independiente se refiere. Ha fungido como sede de innumerables eventos, siempre teniendo como meta el apoyo y la difusión de proyectos -sin importar el género- a nivel local, nacional e internacional. Poco importa si el proyecto a presentarse tenga una audiencia sólida, como Low, o se trate de un acto emergente, sus puertas siempre están abiertas.
Debido a su ecléctica densidad, se ha creado un campo gravitacional alrededor del Moustache, el cual ha atraído a diferentes subculturas y todas conviven en su órbita sin problemas. Se trata de un pequeño oasis inclusivo donde cada evento recibe a individuos de diferentes edades, estilos de vida y preferencias musicales.
Dicha diversidad fue bastante evidente el pasado jueves 27 de junio, en este evento organizado por MAD Productions.
Fue muy grato poder presenciar un show tan cálido en el que poco a poco iba incrementando la audiencia, la cual estuvo atenta e interactiva.
Se podía percibir la inmersión de cada uno de los presentes y, a pesar del retraso de casi una hora que se suscitó desde el principio por cuestiones de sonido, el gig fluyó bastante bien desde su arranque.
___________________________________________
I.- El Alef.
A causa de una tragedia personal, Zig Zags, una de las bandas foráneas que estaban programadas para el evento (y aparentemente, de las más esperadas) se vieron obligados a cancelar su presentación, dejando una vacante disponible, que fue ocupada por los endémicos Beatriz Viterbo y su tesseract post-punk.
Después de una mención a Dave Mustaine, y un discurso haciendo alusión a las condiciones tan precarias en que los maistros realizan sus labores para que nosotros podamos disfrutar de la distintiva arquitectura de la ciudad (seguramente inspirado por las condiciones en las que se encontraba el recinto), el trío dio inicio a su set, demostrando que su solidez como agrupación va más allá de sólo ser la banda del dude de Paradox Effects.
Ver a Beatriz Viterbo es poder ser testigo en tiempo real de la línea temporal que muestra la evolución del post-punk al rock alternativo, pasando por lo que pudo ser y lo que probablemente será; es un recorrido de los 80's a los 90's, con breves destellos de universos alternos, en menos de media hora.
Las canciones fueron progresando de guitarras y bajos con un poco de overdrive, muy al estilo del proto-posthardcore de Mission of Burma y The Nation of Ulysses, a complejas -pero sutiles- texturas sonoras que evocaban a agrupaciones como Ride o Hüsker Dü.
Sus raíces punk y hardcore son claras -sólo basta enfocarse en la voz para darse cuenta- pero, mucho de lo que tienen en común las bandas anteriormente mencionadas, radica en cómo logran darle un toque sofisticado a este género. Mission of Burma utilizaba samples los cuales eran creados y manipulados en vivo; Hüsker Dü fue una parte esencial para el desarrollo del rock alternativo, debido a su deconstrucción del hardcore dotándolo con detalles más melódicos, creando así un sonido más completo y con diferentes matices, lo cual resultó en un nuevo paradigma musical.
Al centrarse en cubrir diferentes variantes de un mismo género, las transiciones no resultan contrastantes, pero encajan perfectamente porque son ejecutadas con bastante naturalidad.
El uso de efectos por parte de los Viterbo es bastante medido. Los instrumentos no están procesados al grado de emitir sonidos desfigurados e irreconocibles, simplemente se deforman lo suficiente para darle personalidad a las canciones.
Un detalle que, en lo personal, llamó mucho mi atención, fue el uso de un efecto de chorus en el bajo, el cual era utilizado en momentos donde este sonaba en solitario para darle presencia; la acuosa vibración del efecto daba la impresión de estar escuchando una mezcla de Andy Wallace en un contexto live.
Cada miembro se veía absorto en su instrumento, brindando un enérgico performance, el cual fue bastante físico en su entrega, sin que la ejecución se viera comprometida por los bruscos movimientos de los músicos.
Se trató de un set atemporal, que por momentos viajaba al pasado y en ocasiones nos dejaba entrever el futuro y todas sus posibles ramificaciones, pero que gracias a su contagiosa intensidad, siempre nos mantuvo anclados al presente.
II.- Back to the Future.
Debido a la anticipación y expectativa nunca me pude asegurar si el tiempo entre bandas era demasiado largo, o si sólo se sentía así. De cualquier forma, eso no arruinó la experiencia, pues la playlist que sonaba mantuvo el ambiente en un high constante con su selección de hip-hop que contenía temas de los 90s hasta el actual reinado de Kendrick y Kanye.
Después de un número considerable de canciones, los miembros de Sociedad Secreta del Vacío por fin subieron al escenario y no tardaron mucho en comenzar con su primer canción.
Siempre me ha gustado ver a esta agrupación como el final form de Beatriz Viterbo. No es porque los considere superiores, pero, ambas bandas vienen de un background similar, ambas manejan con elegancia estilos que tuvieron su origen en el deseo de expresar emociones crudas y comparten esa aura Fugazi-Drive Like Jehu.
Si Viterbo es Rick Sanchez, Sociedad Secreta es una de sus versiones de algún universo con tecnología más avanzada.
La banda inició con un caótico intro que los veía sincronizarse con una secuencia de notas arpeggiadas (ejercicio que me recordó a Brandt Brauer Frick), en una especie de jam free from, después del cual, Sociedad liberó toda su energía, como si ese arpeggio se hubiese tratado de la cuenta regresiva antes de una explosión.
Los ritmos sincopados y los acordes atonales que ya son parte de la fórmula musical con la que este trío se siente más cómodo no se hicieron esperar y el cambio abrupto de ese comienzo quasi ambiental-experimental logró capturar; sin embargo, debido al vasto número de efectos que la agrupación utiliza, el audio llegaba a saturarse y distorsionarse, lo cual terminó afectando el set, pues era difícil discernir de dónde venía cada sonido.
Después de una mención a Dave Mustaine, y un discurso haciendo alusión a las condiciones tan precarias en que los maistros realizan sus labores para que nosotros podamos disfrutar de la distintiva arquitectura de la ciudad (seguramente inspirado por las condiciones en las que se encontraba el recinto), el trío dio inicio a su set, demostrando que su solidez como agrupación va más allá de sólo ser la banda del dude de Paradox Effects.
Beatriz Viterbo |
Las canciones fueron progresando de guitarras y bajos con un poco de overdrive, muy al estilo del proto-posthardcore de Mission of Burma y The Nation of Ulysses, a complejas -pero sutiles- texturas sonoras que evocaban a agrupaciones como Ride o Hüsker Dü.
Sus raíces punk y hardcore son claras -sólo basta enfocarse en la voz para darse cuenta- pero, mucho de lo que tienen en común las bandas anteriormente mencionadas, radica en cómo logran darle un toque sofisticado a este género. Mission of Burma utilizaba samples los cuales eran creados y manipulados en vivo; Hüsker Dü fue una parte esencial para el desarrollo del rock alternativo, debido a su deconstrucción del hardcore dotándolo con detalles más melódicos, creando así un sonido más completo y con diferentes matices, lo cual resultó en un nuevo paradigma musical.
Al centrarse en cubrir diferentes variantes de un mismo género, las transiciones no resultan contrastantes, pero encajan perfectamente porque son ejecutadas con bastante naturalidad.
El uso de efectos por parte de los Viterbo es bastante medido. Los instrumentos no están procesados al grado de emitir sonidos desfigurados e irreconocibles, simplemente se deforman lo suficiente para darle personalidad a las canciones.
Un detalle que, en lo personal, llamó mucho mi atención, fue el uso de un efecto de chorus en el bajo, el cual era utilizado en momentos donde este sonaba en solitario para darle presencia; la acuosa vibración del efecto daba la impresión de estar escuchando una mezcla de Andy Wallace en un contexto live.
Beatriz Viterbo |
Se trató de un set atemporal, que por momentos viajaba al pasado y en ocasiones nos dejaba entrever el futuro y todas sus posibles ramificaciones, pero que gracias a su contagiosa intensidad, siempre nos mantuvo anclados al presente.
___________________________________________
Debido a la anticipación y expectativa nunca me pude asegurar si el tiempo entre bandas era demasiado largo, o si sólo se sentía así. De cualquier forma, eso no arruinó la experiencia, pues la playlist que sonaba mantuvo el ambiente en un high constante con su selección de hip-hop que contenía temas de los 90s hasta el actual reinado de Kendrick y Kanye.
Después de un número considerable de canciones, los miembros de Sociedad Secreta del Vacío por fin subieron al escenario y no tardaron mucho en comenzar con su primer canción.
Siempre me ha gustado ver a esta agrupación como el final form de Beatriz Viterbo. No es porque los considere superiores, pero, ambas bandas vienen de un background similar, ambas manejan con elegancia estilos que tuvieron su origen en el deseo de expresar emociones crudas y comparten esa aura Fugazi-Drive Like Jehu.
Si Viterbo es Rick Sanchez, Sociedad Secreta es una de sus versiones de algún universo con tecnología más avanzada.
La banda inició con un caótico intro que los veía sincronizarse con una secuencia de notas arpeggiadas (ejercicio que me recordó a Brandt Brauer Frick), en una especie de jam free from, después del cual, Sociedad liberó toda su energía, como si ese arpeggio se hubiese tratado de la cuenta regresiva antes de una explosión.
Los ritmos sincopados y los acordes atonales que ya son parte de la fórmula musical con la que este trío se siente más cómodo no se hicieron esperar y el cambio abrupto de ese comienzo quasi ambiental-experimental logró capturar; sin embargo, debido al vasto número de efectos que la agrupación utiliza, el audio llegaba a saturarse y distorsionarse, lo cual terminó afectando el set, pues era difícil discernir de dónde venía cada sonido.
Sociedad Secreta del Vacío |
Asimismo, la agrupación no proyectó esa entrega que les ha valido irse ganando un privilegiado nicho dentro de la escena local (aparte de su excelente música, claro). Después de la explosión inicial, la intensidad fue bajando gradualmente.
Queda claro que siempre se van a presentar variables y factores tanto internos como externos que van a influir en cómo un artista decide desenvolverse frente a su público, y es obvio que este no siempre será capaz de transmitir lo mismo en todas sus presentaciones (a menos de tratarse de algo ensayado), pero en ocasiones pasadas, Sociedad Secreta del Vacío parecía disfrutar de su soltura mientras cuidaba su ejecución, resultando en un performance bastante equilibrado entre proezas técnicas y teatralidad; en cambio, este show tuvo a una Sociedad muy reservada.
Probablemente estaban probando nuevo material, pues otra de las diferencias que se pudieron apreciar, es que fue un set con más matices; no se trató de un constante clímax en el que cada canción sonaba como el final de "Await Rescue", sino que tuvo elementos más melódicos y es posible que la banda estuviera cuidando la confección de sus instrumentos en estos pasajes más tranquilos.
Sociedad Secreta del Vacío |
Afortunadamente, no se trató de un desganado y aburrido set que fallara en transmitir algún tipo de emoción y durante el cual sólo se estuviera esperando el momento en que la banda terminara de tocar y se bajara del escenario. Es notorio que Sociedad Secreta del Vacío disfruta de tocar en vivo, y en ese aspecto, su presentación no se sintió forzada.
Al final, el elemento que debe tener más importancia -la música- realmente no se vio afectado, mas que por las cuestiones del audio, pero estas fueron ajenas a la banda.
___________________________________________
III.- Bestia bicéfala.
Sin duda, el momento más esperado de una noche que se había tornado fría y con indicios de que podría presentarse una ligera precipitación, la cual nunca llegó.
Mientras Sociedad se encontraba a la mitad de su set, el venue comenzó a llenarse un poco más, dejando ver a individuos de la escena skate de Tijuana, algunos ya con bastantes años encima pero con un espíritu que se sigue manteniendo joven.
Este fue uno de esos eventos que pueden servir como ejemplo de lo anteriormente mencionado, respecto a la diversidad que converge en este lugar.
Pantalones Dickies aguados y skinny jeans bien cuidados; tenis rotos, tacones y botas Chelsea; camisetas de Dead Kennedys y camisas de vestir; olor a perfume y olor a sudor. Todos estos elementos conformaron la atmósfera cálida que contrarrestó la repentina onda fría que se hizo presente alrededor de las 11 pm.
La playlist tocó su última canción de la noche, la iluminación se hizo más tenue y el escenario se colmó con el peso de dos individuos que venían desde CdMX, con la intención de convertir el Moustache en el epicentro de un poderoso temblor.
Una tímida voz sonó de entre las figuras postradas en el escenario, y enunció una breve introducción (...nosotros somos Cardiel...), agradeció a todos por su asistencia y, con un abrupto cambio en sus semblantes, el caos comenzó, dejando ver un envidiable nivel de sincronía y química entre ambos integrantes.
Cardiel |
Desde esos primeros segundos, Cardiel demostró la complejidad y grandeza de su sonido. El punch con el que la batería es ejecutada y las texturas de la guitarra se nutren mutuamente, logrando cubrir cualquier espacio que pudiera quedar vacío. No hay frecuencias que queden fuera por el hecho de que sólo se trate de dos personas tocando;
puede que haya sólo hay una guitarra, pero gracias al uso de un octavador muy bien ecualizado, el registro bajo de este instrumento se acentúa. ¿La canción requiere un solo? No hay problema. Se graba una secuencia (durante la canción) con diferentes volúmenes y dinámicas mientras la batería se mantiene matizando sin perder ímpetu, para que al momento de incurrir en el requinto, todo continúe sonando lo más lleno posible.
Y así, Cardiel emula el apelmazado estruendo que tendría una agrupación que conste de tres guitarras con diferentes tipos de fuzz, sampler, bajo y dos baterías.
Sin embargo, no es sólo el sofisticado equipo lo que se acapara la atención; después de la música, es la energía con la que el duo venezolano se entrega lo que mantiene al público atento y en constante movimiento. No hay quien se pueda quedar quieto, pues las vibraciones que se disparan de los amplificadores y bocinas es tan fuerte, que te empuja y te obliga a moverte.
Muy en línea con lo que en su tiempo hizo Bad Brains, Cardiel mezcla el hardcore punk con elementos dub y reggae, pero también agregan ritmos que se apegan a géneros como el doom y stoner. Es aquí donde la banda demuestra sus habilidades técnicas, con esos riffs Fu Manchu-Kyuss-Sleep que cambian de compás constantemente, alterando la cadencia de las canciones, dándoles un rango más dinámico, evitando que sólo sean piezas viscerales; sin embargo, estas nunca pierden su poder.
Cardiel logra el balance perfecto al hacer música que se puede registrar en un nivel cerebral y que al mismo tiempo se apega a la parte más instintiva y emocional, esa que sólo quiere estallar y romper cosas por no saber qué más hacer con toda la energía que se ha ido acumulando.
Lamentablemente, citando a The Flaming Lips, "It's haaaaard to make the good things laaast..." y el set de este incontenible dúo llegó a su última canción, pero ¡vaya manera de cerrar!
Antes de comenzar el tema con el que darían fin a su presentación, Cardiel le pidió al público hacer un mosh pit y la respuesta de este fue cumplir con la petición del guitarrista/vocalista. Cuando los primeros segundos de "GNB" comenzaron a sonar, muchos de los presentes empezaron a empujarse el uno al otro, dando inicio a esa vorágine amistosa la cual contó con la presencia del mismo guitarrista, quien -guitarra en mano y aún tocando- se bajó del escenario para participar en esta peculiar tradición de la música pesada. A pesar de encontrarse en medio de la estampida, la canción no se vio afectada, y cuando el músico regresó al escenario, ambos integrantes irrumpieron en un estruendoso final. La batería se deshacía como si estuviese siendo golpeada por todo el público al mismo tiempo, y la guitarra chillaba notas deformes y estática gracias al jugueteo con los pedales.
Todo desembocó en un nostálgico sample de aquellos tiempos dorados de Trojan Records, mientras la banda lentamente se retiraba del escenario. Las luces se encendieron y así se daba por terminada una noche bastante ajetreada.
Para mi desgracia, al llegar a casa, me percaté de que mi servicio de internet había sido bloqueado.
Afortunadamente, una ligera reserva de adrenalina seguía fluyendo por mi cuerpo, y gracias a la furia encausada de Cardiel, me fue posible canalizar mi enojo a algo más productivo, como tirarme en cama a jugar en Illustrator, en vez de tomar el módem y echarlo por la ventana maldiciendo al proveedor de internet.
Así que, aparte de estar agradecido por la entrevista que nos concedieron (coming soon) y la espectacular noche, quedo en deuda con la banda, pues me ahorraron un módem.
Antes de comenzar el tema con el que darían fin a su presentación, Cardiel le pidió al público hacer un mosh pit y la respuesta de este fue cumplir con la petición del guitarrista/vocalista. Cuando los primeros segundos de "GNB" comenzaron a sonar, muchos de los presentes empezaron a empujarse el uno al otro, dando inicio a esa vorágine amistosa la cual contó con la presencia del mismo guitarrista, quien -guitarra en mano y aún tocando- se bajó del escenario para participar en esta peculiar tradición de la música pesada. A pesar de encontrarse en medio de la estampida, la canción no se vio afectada, y cuando el músico regresó al escenario, ambos integrantes irrumpieron en un estruendoso final. La batería se deshacía como si estuviese siendo golpeada por todo el público al mismo tiempo, y la guitarra chillaba notas deformes y estática gracias al jugueteo con los pedales.
Todo desembocó en un nostálgico sample de aquellos tiempos dorados de Trojan Records, mientras la banda lentamente se retiraba del escenario. Las luces se encendieron y así se daba por terminada una noche bastante ajetreada.
Para mi desgracia, al llegar a casa, me percaté de que mi servicio de internet había sido bloqueado.
Afortunadamente, una ligera reserva de adrenalina seguía fluyendo por mi cuerpo, y gracias a la furia encausada de Cardiel, me fue posible canalizar mi enojo a algo más productivo, como tirarme en cama a jugar en Illustrator, en vez de tomar el módem y echarlo por la ventana maldiciendo al proveedor de internet.
Así que, aparte de estar agradecido por la entrevista que nos concedieron (coming soon) y la espectacular noche, quedo en deuda con la banda, pues me ahorraron un módem.
___________________________________________
En conclusión, este show funcionó como una oda sobre cómo la tecnología puede llegar a ser utilizada para acentuar nuestros instintos primitivos; fue una dicotomía entre lo impulsivo y lo premeditado.
El propósito tras el uso de efectos no era ponerlos en primer plano dejando que la música tomara un papel de reparto, sino que cada una de las bandas se apoyara en estos recursos para complementar su mensaje, aumentar el impacto emocional y darle personalidad a sus composiciones.
Quienes me conocen, saben que la experimentación sonora tiene mi apoyo total y respeto a quienes se atreven a tomar riesgos en pro de la innovación o de la expresión de un sentimiento muy individual, pero a veces sólo quieres headbangear y qué mejor poder hacer con excelente música, que aún al estar apelando a los instintos básicos, lo hace de manera interesante.
g.n.h.
Comentarios
Publicar un comentario