Reseña: Joliette - Luz Devora

Joliette
SCORE: 8.2 The Shape of Punk to Come de 10

Joliette sigue expandiendo su catálogo, el cual ha visto a la banda poblana sacrificando variedad en pro de mantener la calidad de sus entregas; sin embargo, Luz Devora marca una nueva faceta en la trayectoria de la agrupación, una que juega un poco mejor con los contrastes. 

Gracias a una efectiva campaña a nivel nacional en la que se organizaron varios shows con la intención de recaudar fondos y enviarle las ganancias a la banda -quien se había quedado varada en Canadá por una desafortunada experiencia en suelo estadounidense-Joliette pudo regresar a suelo nacional para continuar con los toques finales de su más reciente lanzamiento, el cual marca una nueva faceta en la trayectoria de la agrupación; Luz Devora no es el resultado de Joliette perfeccionando su estilo, sino reafirmándolo.

Esto no es un comentario que ponga en duda la calidad del álbum, pues uno de los puntos a favor que tiene el cuarteto, es que han sido capaces de mantenerse relevantes a pesar de que a lo largo de toda su discografía han usado los mismos elementos post-hardcore junto con sus dinámicas inherentes; esta táctica los ha ayudado a presentar un catálogo muy consistente en cuanto a calidad -realmente no se puede decir que haya un disco malo- aunque esto signifique que la variedad no pueda entrar de lleno en la ecuación. 

Luz Devora es un violento ataque de ansiedad, lleno de ritmos angulares que rompen la fluidez de las canciones, y que, al combinarse con disonancias y la desesperación con la que cuenta la voz, crean un ambiente bastante tenso con mucho dramatismo. 
En la mayoría de los temas, este desasosiego funciona y se siente real, pero en otras canciones puede llegar a ser abrumador o sentirse como un cliché de "angustia adolescente" que en ocasiones no empata de todo con la oscuridad y densidad de la música. 
Por lo general, me abstengo de analizar las letras de las canciones, pues considero que es un ejercicio bastante invasivo que, aunque resulte en una interpretación acertada, no siempre se podrá entender del todo la situación por la que el artista pasó para que terminara plasmando lo que quedó registrado en las canciones; "Sólo quiero sentir que soy normal//No quiero voltear a ver a otros y sentirme vacío" y "Temo admitir que soy disfuncional//Siento que sólo puedo empeorar" seguramente tienen su origen en inseguridades propias del autor, o probablemente se trate de un sentimiento ajeno a él; sea cual sea la razón, es obvio que se consideraron frases sustanciales y por eso se incluyeron, pero al final, la música proyecta algo más urgente, con más consecuencia. 

Esta discrepancia se repite en algunos temas, pero no se puede decir que arruine la experiencia que esta placa ofrece. Está de sobra decir que muchos individuos encontrarán en varias de las consignas expresadas un reflejo de su situación anímica, y en ese aspecto, Joliette funciona como un excelente conductor para este tipo de tumultos afectivos.   

Aunque la línea emocional no es muy fluctuante, no se trata de una obra completamente pesimista. Así como se representa en la portada, el álbum suena enclaustrado, pero con ligeros destellos de luz que iluminan un poco el interior; no es una experiencia totalmente sofocante. 
Uno de los mayores logros de la producción, fue hacer que el disco tenga pesadez sin sonar metálico, y todo suena bastante claro sin sonar sobre producido. 
El overdrive en las guitarras no es el más denso ni cuenta con tanto crunch (lo cual es otra idiosincrasia del género), pero gracias al ataque que se le da al instrumento y al uso de acordes abiertos, este resuena con profundidad, en especial cuando se acopla con el bajo para tocar en sincronía alguno de los riffs principales dentro de cada canción.
La presencia de cada instrumento está bien definida y estos cuentan con un lugar notable dentro de la mezcla, la cual está tan bien ecualizada, que incluso en sus instancias más brutales y estridentes como en "Futuras Campanas" y "Sr. Mora"  todos los elementos retumban sin saturar ni perder claridad. Estos dos tracks, junto con "Lázaro" representan los momentos más siniestros dentro de Luz y lo que les añade poder es su movimiento ondulante, pues cuentan con varios matices; no sólo son canciones pesadas que llegan, atacan y se van. Estas toman su tiempo y van mostrando su lado oscuro gradualmente hasta llegar a su punto de quiebre. 
"Sr. Mora" se desnuda lentamente y el final es catarsis total, una explosión visceral, pero no se siente liberadora. Es un tortuoso grito en un lugar encerrado donde el eco rebota y te golpea con el doble de potencia. 
Indudablemente es de los temas más tridimensionales y es un excelente sumario del sonido general del disco. Me atrevería a decir que también podría llegar a convertirse en un tema representativo de la identidad de Joliette, pues dentro de todos sus matices, contiene cada uno de los componentes esenciales de la banda: intensidad en la ejecución, dramáticas letras, toques de hardcore, toques de post-hardcore, tiempos irregulares y guitarras atonales. 

A pesar de que hay varias influencias que se pueden identificar en el sonido de la banda (The Dillinger Escape Plan, Gaza, Funeral Diner) hay muchos grooves que evocan a esos descuadres de compás que pusieron a Refused en el mapa y es el espíritu de este grupo el que ha rondado libremente alrededor de todo el repertorio de Joliette desde sus inicios, siendo la voz el principal punto de referencia para hacer esa comparación (aunque, en este álbum, hay algunas ocasiones en que esta puede recordarnos al icónico estilo de Chester Bennington). Incluso, algunas canciones terminan con samples que remontarán a más de uno a esos breves interludios de The Shape of Punk to Come.
Queda claro que no suenan igual al influyente conjunto sueco, pero su estilo sí tiene un peso considerable como para poderse denominar como un órgano vital en la anatomía de Joliette. 

Cuando las bandas tienen una identidad frágil, tratan de defender celosamente lo que creen ser, resaltando exageradamente los elementos que consideran como propios (el ejemplo más claro es toda la estirpe de proyectos post-rock que abusan de los crescendos y el tremolo picking), mientras -en el mejor de los casos- las bandas más consolidadas tienden a favorecer la exploración de diferentes áreas para evitar el estancamiento creativo. 
Joliette no es una agrupación nueva y mucho menos es un proyecto que no tenga identificadas sus fortalezas y debilidades; saben reconocer que siguen en el proceso de crecimiento, y aunque quedan muchos rumbos por recorrer, Joliette defendiendo su derecho a ser Joliette suena extremadamente bien. 

g.n.h.

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