Death Waves
SCORE: 6.5 tacos gobernador de 10
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El álbum debut de Death Waves inspira muchas cosas, menos ocio. Es una placa que nunca pierde momentum, incluso en sus pasajes más sensibles.
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Muchas agrupaciones buscan hacerse notar a través de imitaciones a medias, sólo enfocándose en el resultado final, ignorando por completo todo lo que llevó a esas emblemáticas figuras que les sirven de inspiración a posicionarse como epítomes de un género. Es fácil decir "quiero sonar a Sonic Youth" o "quiero sonar a "Radiohead" pues estas bandas ya dejaron un patrón a seguir, pero lo que es difícil imitar es el proceso por el que tuvieron qué pasar para culminar en obras como Daydream Nation o Kid A. Lo que parece ser todo un calvario para ciertos proyectos es la reinvención, pues pone en riesgo la comodidad de la banda y la aceptación del público. Este fenómeno invita a debatir respecto a qué tan contundente es el mensaje que las bandas actuales quieren dejar con su música. ¿Hay algo qué decir o simplemente se aventuran a componer por el simple hecho de que pueden?
Grupos como Policías y Ladrones o Parque de Cometas intentan crear un sonido que sea fiel a sus influencias, pero sin salirse del margen impuesto por el lado más afable que estas dejaron, para no alejar a su demográfica y si bien podemos encasillar a Death Waves dentro de la misma categoría -bandas que toman prestado del sonido alternativo de finales de los 80s y principios de los 90s-, estos optan por tomar un rumbo más visceral, primitivo y directo logrando encapsular el espíritu independiente con mejores resultados.
No es que lo agresivo sea mejor que lo melancólico o lo alegre, pero cuando esas dos instancias afectivas se presentan revestidas de un esnobismo crate digger -uno que además, no es consciente de lo vacío de su discurso- es inevitable sentir la necesidad de consumir algo que se aleje de la pretensión sin ambición. Si voy a escuchar algo que no me presente algo nuevo o trascendental, no considero que haga algún mal al pedir que, por lo menos, tenga punch.
No es que lo agresivo sea mejor que lo melancólico o lo alegre, pero cuando esas dos instancias afectivas se presentan revestidas de un esnobismo crate digger -uno que además, no es consciente de lo vacío de su discurso- es inevitable sentir la necesidad de consumir algo que se aleje de la pretensión sin ambición. Si voy a escuchar algo que no me presente algo nuevo o trascendental, no considero que haga algún mal al pedir que, por lo menos, tenga punch.
Las composiciones en Jueves de Ocio están lejos de ser complejas e incluso muchos tracks suenan bastante parecidos, pero los ensenadenses las presentan con un alto nivel de bravata y confianza. Sólo basta escuchar la energía con la que el vocalista se entrega totalmente en "I'm So Dead"; cada palabra es pronunciada con la rasposa seguridad de un dios indie.
Esta postura no resulta falsa ni engreída, pues todo se transmite con sinceridad y sin pretensión más allá de sólo expresarse. Se trata de una banda joven que sabe reconocer que no está rompiendo el molde y por ende, "tiran la casa por la ventana" con una contagiosa soltura.
La cruda producción permite apreciar la intensidad con la que cada instrumento es golpeado, y no utilizo este término ligeramente; la guitarra y la batería son atacadas con tanto desdén que las cuerdas y los cueros parecieran estar por reventar en cualquier momento. El instrumento con más reserva es el bajo, pero eso no quiere decir que su ejecución sea floja, sólo se trata del elemento más cerebral dentro de la fórmula.
A pesar de ser una obra con fluctuaciones en cadencia y matiz, la fuerza es la única constante. Jueves nunca pierde momentum incluso en sus pasajes más sensibles.
"I'm So Dead" podría considerarse la base sobre la cual se esculpieron todas las demás canciones, pues su estructura se repite a lo largo del álbum, pero con diferentes velocidades y duraciones; sin embargo, Death Waves sabe cómo presentar distintos moods de manera homogénea, evitando caer en el dicho "si ya escuchaste una, ya escuchaste todo". Cada track es como ver la variación de tonalidades que un solo color puede tener. No obstante, es necesario recalcar que, de no ser por su energía, Jueves de Ocio sería bastante monótono. El único tema que se sale un poco de la fórmula establecida es "Perra Friendship", siendo el track más polifacético de todo el álbum. Sí, comienza muy similar a "I'm So Dead" pero esta hace lo que ninguna canción hasta el momento: evoluciona hasta desembocar en una melódica e intensa segunda mitad. Este es un sonido que Death Waves pudiera explotar, pero para evitar caer en similitudes con muchas otras agrupaciones, sería prudente que trabajaran en darle un toque distintivo antes de asumirlo como parte esencial de su personalidad como banda.
El bajo en "Australia" aparenta haber sido ejecutado por Kim Deal, reafirmando la indeleble huella de The Pixies en toda agrupación alternativa. "Perro Loco" es un explosivo corte casi punk, casi surf, casi garage; incita a ponerse una camiseta de Dead Kennedys, calzar botas Dr. Martens, subirse a una tabla de surf e iniciar un slam entre las olas.
La sensación al escuchar Jueves de Ocio es muy similar a ver Pacific Rim o Godzilla. Al final sabes que no consumiste algo que te nutriera más allá de sólo ver colores brillantes y chingazos entre monstruos y robots gigantes, pero no se puede considerar una pérdida de tiempo. Death Waves presenta una placa jovial y entretenida, llena de hooks que no te sueltan hasta que la última canción deja de sonar.
Cuando la banda compartió su primer sencillo, lo escuché muchas veces sin cansarme. El pegajoso coro se quedó en mi memoria y siempre me invitaba a, al menos, escuchar esa canción una vez al día pues hacía que las ajetreadas horas de mi jornada laboral tuvieran una dosis de tan necesitada energía. Esta semana ha sido de completo ocio para mí; y aunque esta comodidad está por disiparse, el hecho de darle cierre con este álbum hace que la idea de reincorporarme a mis labores no suene tan mal.
Cuando la banda compartió su primer sencillo, lo escuché muchas veces sin cansarme. El pegajoso coro se quedó en mi memoria y siempre me invitaba a, al menos, escuchar esa canción una vez al día pues hacía que las ajetreadas horas de mi jornada laboral tuvieran una dosis de tan necesitada energía. Esta semana ha sido de completo ocio para mí; y aunque esta comodidad está por disiparse, el hecho de darle cierre con este álbum hace que la idea de reincorporarme a mis labores no suene tan mal.
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g.n.h.
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